sábado, 16 de enero de 2016

DERECHO ENTRE EL BIEN Y EL MAL





Las leyes son expresiones humanas, como sus creadores, éstas, tienen áreas grises y otras claro-obscuras.

Es difícil no colocarme en la cabeza del jurisconsulto incluso del filósofo, aquel que me recuerda la constante pelea entre juristas y moralistas, entre aquellos que consideran a la ley como una expresión de la conducta moral –recta- que se chocan contra leyes que son simplemente la expresión del poder y una tendencia política del momento, mientras los otros solo entienden al derecho como estático ordenador de la sociedad, aquel que dice la ley es la ley a pesar que pase el tiempo y cambien las sociedades.

Siempre nos preguntamos durante los años de estudio… porque las leyes cambian tanto en este país, porque nos contradecimos y nos retractamos constantemente en un sistema jurídico de por sí complejo como el nuestro… ¿Caminamos la senda de la justicia momentánea o simplemente buscamos acomodar las fichas de nuestras normas para favorecer al mejor postor?

Un familiar muy querido al que constantemente aconsejo sobre sus múltiples problemas judiciales me dice… ¿Por qué un juez permite que mi cónyuge que no es ya mi pareja se quede con la casa que yo pagué que yo luche mientras él nunca trabajó…?

Mi corazón y mi alma que no saben de leyes ni quieren saber de ellas porque mantienen pura su esencia de escritora… me hacen meditar en la lógica de ella.  ¿Por qué las leyes deben observar fríamente como ella es perjudicada por un marido que la lastimó física, psicológica y económicamente?, ¿Por qué en casos similares de tipo civil el legislador prevé sanciones o limitaciones al beneficiario de un bien o ganancial?

¿Hasta qué punto las leyes imparten justicia? ¿Hasta qué punto los legistas entienden hechos comunes de la sociedad, cual es el límite en que la rectitud de la ley puede convertirla en inhumana?

Quizás no han pasado los años suficientes para que vea casos sin pensar en un cierto nivel de moralidad que no compagina con la ley humana.

Y quizás solo quizás ahora empiece a decirle a mis clientes que estén por casarse… recuerde…
Uno sabe con quién se casa pero nunca sabe de quien se divorcia.










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